26 de enero de 2010

Respuesta a mi misma.

Para entender de que va este, leete el que está abajo.
Sí, te tuteo. Si te metés a leerme tengo derecho a tutearte, no?
Si no lees el anterior no se entiende porque hablo de productos alimenticios.
El kilo de naranjas en el super de acá a la vuelta que no es chino me costó dos mangos con cincuenta y las agarré yo con mis manos; las elegí.
Fuí a la pollería hoy y me enfrenté con el orgullo ama-de-casístico que llevo dentro.
Yo.- Hola, me das una pechuga? (miro fijamente los pedazos de pollo sin patas ni alas que se hacen llamar pechugas)
La chica pollería.- (mira las pechugas sueltas recortadas con la forma para hacer suprema y mira con desconfianza las que yo estoy mirando) ¿¿Con hueso??
Yo pienso: síí, qué pasa? acaso no te das cuenta de que sé deshuesar un pollo!!! y no dejo nada de carne al lado del hueso!! Y me gusta!! Y le digo.- Sí, la pechuga entera.
Me la cobra y me voy, y feliz por la calle pienso en deshuesar el pollo y qué cuchilla voy a usar y me siento feliz.
Muy feliz porque le voy a poner perejil y ajo.
Perejil que tengo plantado en el balcón, que es un perejil con mi orgullo de regarlo y de cuidarlo.
No me gustan las milanesas que te venden empanadas (con el pan puesto encima). Qué decisiones puede tomar uno con respecto a esas milanesas? NINGUNA
Me gusta hacerme responsable de lo que como. He dicho.
¡Qué vivan las amas de casa que tienen pasión!

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