17 de diciembre de 2009

Puema

La tristeza de todos los perros
que quieren entrar en casas
y quedan esperando
que les tiren un hueso o una mano.

Las manos que quedan
suspendidas en el aire
en saludo de despedida final
o colgadas de un apretón afectuoso.

Los apretones afectuosos
que no vamos a recibir
porque no está del todo bien
demostrar todo nuestro amor todo el tiempo.

No está bien abrazar perros.

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