Una chica como yo aprieta mucho mucho mucho el cuello de su novio alto alto alto. Al novio se le salen los ojos con sangre. Compran walkie talkies en una juguetería llena de polvo. Se ponen en extremos opuestos del local juguetería y prueban a ver si suena fuerte, no se dicen palabras de amor, sino cosas como hola hola probando probando. La chica se queda sin voz y el novio habla consigo mismo, se hace preguntas del tipo informativas: ¿cuántos años tengo? ¿en qué calle vivo? ¿cómo son mis ojos?
La chica prácticamente desaparece en lo alto de un balcón.
Aparece el juguetero, un señor gordito con panza y cara de simpatía, con el walkie talkie de la novia y le dice al novio que su novia desapareció en lo alto de un balcón, casi volando, pero no como un ángel.
EL novio llora una lágrima de su ojo salido hacia afuera, la lágrima es violeta y le recuerda al juguetero a su esposa muerta.
El juguetero es viudo.
Ahora el novio también.
La chica prácticamente desaparece en lo alto de un balcón.
Aparece el juguetero, un señor gordito con panza y cara de simpatía, con el walkie talkie de la novia y le dice al novio que su novia desapareció en lo alto de un balcón, casi volando, pero no como un ángel.
EL novio llora una lágrima de su ojo salido hacia afuera, la lágrima es violeta y le recuerda al juguetero a su esposa muerta.
El juguetero es viudo.
Ahora el novio también.
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