17 de diciembre de 2008

La vaquita de San Antonio sigue en mi baño y yo sigo duchándome todos los días, y la veo y me mira. Y me pregunto ahora si tiene tanto sentido escribir en un lugar público estas nimiedades que me suceden. Y me digo que un blog ayuda a delinear una personalidad, a tomar desiciones con respecto a qué uno quiere elegir y que no. A tomar desiciones de colores de plantillas y tipos de letras, y tamaños de letras. Y desahoga, descomprime. O, quizá nos dice a nosotros mismos: "ojo, esto es lo que yo quiero mostrar de mí, no quiero mostrar otra cosa". Así es como me presento al mundo y el mundo debe verme así.
En este caso como una niña que se pregunta cosas a raíz de un hecho para ella insólito: la subsistencia de un animal en su baño. Esa es la niña que fuí y no por preguntona, por metódica en la investigación.
Espero que alguien me comprenda y espero que no se vaya la vaquita de mi baño, así me da tiempo de llegar al meollo de la cuestión.

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